Los Espejos del Alma Le damos la bienvenida a este año de 2018 que comienza esplendoroso pero lleno de complicaciones de todo tipo. Pero la vida no es fácil, éso lo sabemos todos. Y ya desde el 2017 los enredos estaban presentes. Los temblores, las sacudidas de nuestra tierra nos han dejado a todos boquiabiertos, sorprendidos y temerosos. Cuando la madre tierra protesta es que algo muy malo está pasando, eso es sabiduría ancestral y algo tenemos qué hacer para arreglarlo. La primera cosa será cuidar este planeta en el que vivimos, con pequeñas acciones, con la voluntad de hacer aunque sea una pequeña diferencia. La violencia y la impunidad que se vive en nuestro país es algo que nos tiene preocupados a todos, dolidos, angustiados, rotos. Y ninguno de los políticos va a ofrecernos una solución si nosotros no hacemos algo. También vinieron las pérdidas de amigos, de poetas cercanos que nos dejaron sorprendidos y solos: se fueron Miguel Ángel Flores, Iliana Godoy, Carlos
Tengo una nueva amiga: Alice Jennings, poeta norteamericana, extraordinaria y amante de la poesía también. Alice tiene una beca de tiempo parcial en México y ha tenido problemas adaptándose a otro país. Le dije que yo también pasé por eso cuando viví en el extranjero y escribí un poema acerca de lo que es ser extranjero. Lo comparto porque hay muchas maneras de sentirse extranjero, no nada más estar en tierras lejanas. Para quien pueda interesarle. EXTRANJERO SER EXTRANJERO es algo más de lo que Bertold Brecht decía acerca del no poder colgar un cuadro o plantar un arbusto y verlo crecer con nostalgia. Es algo que arde en el pecho, es la soledad que taladra el sentido del ser, de la unicidad y de la ubicuidad. Ser extranjero es sentirse siempre diferente, a veces, con grandes contrastes, otras, con una slight difference. Es el deseo ardiente de pasar inadvertido e igualarse al color, la forma, la masa. Es vivir entre dos dimensiones
Quizá algunos de los que me conocen saben que viví muchos años en el extranjero en dos ciudades muy diferentes. Una de ellas fue Tokio, en Japón y la otra fue en Londres, Inglaterra. Las dos ciudades no podían ser más diferentes una de otra. Una representa el Oriente y otra, el Occidente. Fue el escritor inglés, nacido en la India, Rudyard Kipling el que dijo : "El Este es el este y el Oeste es el oeste y nunca se encontrarán". En Tokio apenas viví un poco más de un año pero la experiencia fue tan intensa que me marcó de por vida. En Londres viví diez años y tuve ahí a dos de mis tres hijos. Les comparto entonces estos dos poemas que he escrito para estas dos ciudades y por lo que han significado para mi. Mil años Aún me cuesta trabajo dejar el departamento vacío de Minami Magome, en Ota- ku, Tokio. La acción se prolonga interminable en el vacío. En el espacio de mi corazón hay una estancia sin muebles que solloza. Un arreglo floral de bi
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