Los espejos del alma
Los Espejos del Alma
Le damos la bienvenida a este año de 2018 que comienza esplendoroso pero lleno de complicaciones de todo tipo. Pero la vida no es fácil, éso lo sabemos todos. Y ya desde el 2017 los enredos estaban presentes. Los temblores, las sacudidas de nuestra tierra nos han dejado a todos boquiabiertos, sorprendidos y temerosos. Cuando la madre tierra protesta es que algo muy malo está pasando, eso es sabiduría ancestral y algo tenemos qué hacer para arreglarlo. La primera cosa será cuidar este planeta en el que vivimos, con pequeñas acciones, con la voluntad de hacer aunque sea una pequeña diferencia.
La violencia y la impunidad que se vive en nuestro país es algo que nos tiene preocupados a todos, dolidos, angustiados, rotos. Y ninguno de los políticos va a ofrecernos una solución si nosotros no hacemos algo.
También vinieron las pérdidas de amigos, de poetas cercanos que nos dejaron sorprendidos y solos: se fueron Miguel Ángel Flores, Iliana Godoy, Carlos Santibáñes Adónegui.
Luego están los problemas personales, que a momentos, no pueden hacerse a un lado, pero la poesía es un buen remedio para todos, al menos, el sonido de las palabras nos acaricia , nos apapacha, nos da esperanza. Es como una cucharada de azúcar.
Comparto tres poemas, el primero habla sobre los espejos del alma, que reflejan no la imagen corporal sino las terribles profundidades que traemos dentro. Los otros dos, poemas de la ausencia, hablan de los sentimientos de tener a un hija lejos, separada por la distancia de un océano y más.
Espero los disfruten:
Me miré al espejo
Me miré al espejo
y en el tercer ojo vi clavado un cuchillo
por donde el desamor se desangraba
en un vasto vacío
de reflejos
que arrasaban
precipicio de errores,
suspiros avergonzados,
un alma dividida en filosos fragmentos.
“Cuántas colecciones de cosas perdidas
caben en
el espacio vertiginoso del pasado,”
me dije.
Llenan un océano de pupilas engarzadas
en vuelos polinizadores de silencios.
Un desamor a mí
me ha muerto en vida
sin posibilidades de resucitar.
Muero —sin
poder evitarlo — de la herida
en el espejo
y acepto el éxodo.
Recojo el cuchillo
y me pinto el ojo por enésima vez.
Estoy lista para salir a la calle
a mostrar los otros ojos
tan apacibles.
Poemas
de la Ausencia I
Cómo duele
el océano Atlántico
que se nos atraviesa como impedimento
para estorbar , para tropezar
como con un perro de agua rancia
de panza ondulante
y patas infinitas
de fidelidad cruzada.
Duele como mordida
como piquete de ausencia
como polvo de lejanía
como sombras que se incrustan
en la mirada que aguarda.
Poemas
de la Ausencia II
Tomo la oscuridad de la noche
para tatuarme la tristeza lapislázuli
sobre los párpados y las uñas y el esternón.
Para cubrir mis labios
con un ardor de vergüenza y de adiós.
Para colorear el vacío que dejaste
como quimera ardiendo.
Mi nostalgia alcanza
para pagar mis deudas,
para darle un puñetazo
a la miseria de mi alma,
pero no me alcanza
para tenerte de nuevo
entre mis brazos.
Leí "Me miré al espejo"...y me vi. Gracias por tu poesía querida maestra.
ResponderEliminarGracias a ti, Maresme querida...
ResponderEliminarLos versos finales de Poema de la Ausencia II me hacen tanto eco...
ResponderEliminara veces no alcanza nada para solventar los deseos del corazón.