5 de febrero de 2021


El Otro Sueño

Por Kyra Galván 



Sor Juana Inés de la Cruz, la monja jerónima del siglo XVII que todos conocemos, escribió poesía, teatro, villancicos, autos sacramentales y loas. Sin embargo, lo que ella calificó como su gran obra lírica, fue un poema extenso, escrito en silvas, que tituló "El Sueño".  

La silva consta de una métrica compuesta por versos endecasílabos (11) y heptasílabos (7), de rima constante libre. Emparentada con la stanza italiana, resulta una combinación que se acerca al verso libre moderno. Las silvas de Sor Juana estaban profundamente influenciadas por la poesía culterana del poeta del Siglo de Oro Español, Luis de Góngora, que se caracterizaba por el uso de cultismos, de parónimos, del hipérbaton y la simetría. Sus versos son oscuros y crípticos, aunque esto no disminuye su belleza. 

La obra de Sor Juana, temáticamente alude, a muy grandes rasgos,  a un sueño que tiene, en el que al anochecer pretende alcanzar las alturas del conocimiento humano, para a través de él, llegar a comprender la divinidad. Cuando la luz se acerca, despierta y se cuenta de la imposibilidad de su deseo. A diferencia del resto de su obra poética, debo decir, este resulta ser el más oscuro, el más difícil de descifrar, y de leer con facilidad. 

El año pasado di un curso sobre la obra de Sor Juana el año pasado y durante varias semanas hice lecturas de "El sueño" y otros poemas. Se me quedó un poco esa sonoridad, esa dulzura, ese tintineo en la oreja. Y me entró un deseo de escribir un sueño, otro tipo de sueño, un sueño donde se añoraran cosas, relaciones, escenarios que no existen en la vida real, un mundo que uno anhela en la corazón pero que no existe. 

Entonces hice algo sacrílego, le pedí prestadas palabras, frases a la buena de Sor Juana Inés de su obra maestra "El sueño", para poder escribir un sueño del siglo XXI. Escribí este "Otro Sueño", que se los comparto, como buen augurio para este año 2021 que apenas bosteza y se despereza. Las palabras subrayadas son de Sor Juana, las demás son mías. También es un poema de largo aliento, aunque no tan largo como el de ella. Y aclaro que ella no tiene responsabilidad alguna sobre mis palabras, pero sí la tiene por mi amor a la poesía. 

Se las dejo y ojalá la disfruten. 

El otro sueño

 

Escalar pretendiendo las estrellas,

me dispuse a tratar de describir

lo que es el sueño.

Hay diferentes tipos de sueños

unos que se envidian

y otros que nos son indiferentes.

Yo tengo un sueño, dijo Martin Luther King.

Shakespeare aseguró que estamos hechos

del mismo material que los sueños.

Libertad, igualdad y fraternidad, soñaron los franceses.

Las feministas, ansían conseguir la justicia.

¿Qué puedo soñar yo?, me pregunté.

Una poeta que intenta burlar

la fugitiva sombra y al superior convexo

llegar rodeada de aves nocturnas

tan oscuras, tan graves

 que sólo auguran más tropiezos.

Puedo (y lo sé) soñar los versos más chingones

más angelados, más confusos;

un mundo donde las mujeres y los hombres

codo a codo limpian, barren,

cuidan a los niños.

Un lugar donde los maestros

desde prescolar hasta la Universidad

sean considerados los empleados

mejor pagados, más apreciados

y los futbolistas y las estrellas de cine

reciban un salario justo

por ser sofisticados payasos de circo.

Ahí voy yo, sacrílega, encarrerada,

entre faroles sacros,

preguntona como acostumbro,

cómo sería este mundo

si no existieran los políticos

y en la morada de Harpócrates

me doy licencia de soñar

un mundo sin violencia

sin decapitaciones, vejaciones

violaciones, feminicidios.

Un imperio glorioso del bien

una clepsidra inclinada hacia la razón

donde las palabras no lastiman, no humillan

y la mujer camina libre

sin miedo día y noche

y sin justificar cómo se viste

ni con quien sale, ni a qué horas bebe

o se tatúa o se maquilla.

En aquel Universo donde en fin el sueño

todo lo poseía,

aún el ladrón dormía

y los amantes con sosegada paciencia

sin culpa se seducían

sin jamás jurarse fidelidad alguna

pues nadie es propiedad de nadie.

Y los criminales también dormían

eternamente

sin jamás ocuparse de fregar a los demás.

Los amantes cansados del deleite

con pequeñas despedidas se acurrucaban

y la Naturaleza siempre alterna

daba espacio a los seres de alma doble.

Nadie se escandalizaba

por los que a su propio sexo buscaban

y rebuscaban para darse placer.

Aquí los niños enfermos de cáncer son prioridad.

Se les dan cuidados, medicamentos.

Aquí en este espacio de ficción

donde la mente hace de las suyas,

Morfeo mide igual el sayal y el brocado,

así que ni el rey ni el dinero

son el rasero para medir el valor

de las personas todas.

Ni la muerte tampoco se yergue

en el estado del sueño eterno

como artero enemigo ni como meta última,

pues uno, como miembro rey

y centro vivo de espíritus vitales,

se ocupa de asuntos más justicieros

enfocados a la salud del planeta

sin necesidad de desperdiciar agua,

ni producir, toneladas de inútiles basuras.

Además, en este Universo regido por lo absurdo,

los sentidos callados, se guardan sabios su parecer

y la lengua torpe, enmudece prudente

y hasta no ser necesario,

se suelta para externar su opinión.

Aquí todos conservan su distancia

su opinión atesorada bajo siete llaves

cada quien vive su vida

y los hombres no tocan a las mujeres

sin su consentimiento previo.

Ellas son como estatuas intocables

se yerguen, avaras nunca

y siempre diligentes,

con su natural disposición a darlo todo

por los demás y con amorosas manos,

escriben, calculan, construyen puentes,

laboratorios y salones de clase.

La violencia contra los niños no existe

es sólo una historia en los cuentos

que se platican frente a una fogata

viéndose claramente la azogada luna

que vigía rige en sus dominios.

Y el alma, en su increíble viaje

se desliza por el reino de los sueños,

imparable,

enigmática, ahíta de curiosidad,

buscando las insospechadas maravillas

de este mundo imaginario, de su niebla

que abarca territorios nunca vistos,

que con un pincel invisible va formando 

las figuras siempre vistosas

de criaturas felices,

animales y mascotas nunca maltratados,

alimentados y criados de forma humanitaria

comiendo de la mano y confiando

en sus hermanos mayores: los humanos.

Y sin pensarlo sobre una pirámide observé

—ostentación de Menfis vano—

la creación entera

coronada de bárbaros trofeos

que poco a poco iba cambiando:

los líderes mundiales preocupándose genuinamente

por sus votantes, por el bien común

y la salud de la tierra, las semillas,

que nada les deben a las corporaciones.

La salud es lo primero; medicinas,

tratamientos, vacunas para todos,

pues sin bienestar no hay desarrollo

pues ¿qué repartir si no hay nada qué repartir?

El transporte se comparte porque el aire puro

es beneficio de todos.

Las energías son verdes y en el cielo están impresas.

Nivelan la simetría armoniosa entre

lo de arriba y lo de abajo.

Pensé que mi ambiciosa mente encumbraba

mi perspectiva, mi entendimiento

y en locura la tornaba

haciendo invisible, lo execrable.

Cuánto obstáculo había yo obviado

tratando de imaginar

de soñar en una magnífica visión

dios y diablo, mundo y ensoñación.

Mi entendimiento, aquí vencido,

me mostraba un lugar perfecto

donde la gente se comportaba con civilidad

y no hay chantajes, o secuestros

o asaltos y fraudes.

Y un gran ópalo brillaba en el centro

irradiando claridad, calidez,

y por mirarlo todo, nada veía,

ni discernir podía,

tan incomprensible espectáculo se mostraba

ante mis azorados ojos

que quería morir de la emoción sin lograrlo.

Quería vivir el sueño sin estar dormida

y despertar a esa vida de ensueño.

Comprender a Dios en su magnificencia,

entender su obra que en perfección se enmarcaba

más al despertar me enteraba

del derrumbe de la ensoñación

del engaño insolente que se alzaba

sobre la blanca almohada

en el ocaso de la noche

y entre el ejército de sombras me asomaba

sin armadura y sin espada

desprotegida

a la luz que iluminaba el mundo,

pues mundo y realidad se daban la mano

en la imperfección viciada de los hombres

y tiempo y lugar

y pobreza y riqueza aparecían

y habiendo usurpado la lumbre del sol

más grande era mi caída

aunque el castigo jamás se publicara.

Me recriminaba el insolente exceso

de soñar un Universo perfecto

pues ahora los extremos se juntaban

y en una rosa encontraba lozanía,

belleza, lágrimas y espinas

y dolorosamente todo

era perfecto en su imperfección.

 

KGH © 


Comentarios

  1. Despertar y fin del “Otro sueño” de Kyra Galván:

    --Me recriminaba el insolente exceso / de soñar un Universo perfecto / pues ahora los extremos se juntaban / y en una rosa encontraba lozanía, / belleza, lágrimas y espinas / y dolorosamente todo / era perfecto en su imperfección.

    Palabrero:
    --Allí donde hablemos del hombre, la mujer y el mundo, hay que contar con las fuerzas del bien y del mal. Jodorowsky, el viejo sabio de nuestra generación, nos diría: a lo más que podemos aspirar tal vez sea a lograr cierto equilibrio entre las fuerzas negativas y las positivas. Conocerse a uno mismo es reconocer nuestros apetitos y limitaciones, y abrir las puertas del saber de cara al mundo, crecer, tomar y dar:
    --Nada para mí que no sea también para los otros.
    Es lo que hace la poeta de nuestra generación, KG, abrir sus palabras a todos, como la rosa con sus espinas y su belleza. Pienso, fraternalmente. Q, sábado 6-II-2021.

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