Un deseo frustrado por la eternidad, es el título de mi poemario más reciente, publicado por el Fondo Editorial del Estado de México. Lleva por subtítulo: Un recuento de mujeres anónimas, del mito, la Historia y la literatura. Forma parte de la colección, Mujeres, razón y porvenir, formada por otros doce títulos de mujeres escritoras, entre las que se encuentran, entre otras,  Esther Seligson, Dolores Castro, y Angelina Muñiz-Huberman. La portada es una obra de la pintora Juliana Rojas. 

Como su nombre lo indica, está conformado por poemas que cuentan la historia de algunas mujeres en la Historia, otras son personajes de mitos importantes, o de la literatura y algunas más, son mujeres anónimas. Abarca más o menos 27,000 años de historia, pues el primer poema está dedicado a una pequeña figurilla del neolítico, encontrada en las riveras de un río en Austria y que representa los atributos sexuales de una mujer, probablemente la representación -se dice- de una diosa de la fertilidad y se le ha bautizado como la venus de Willendorf. 

El pasado 2 de marzo el libro se presentó en la FIL de Minería y esto fueron lo que dijeron mis queridos presentadores, Rowena Bali y Eduardo Langagne. 



Un deseo frustrado por la eternidad. Las mujeres de Kyra Galván

Rowena Bali

 

¿Cuántas pérdidas nos debe el patriarcado? Los nombres, las vidas sitiadas por la injusticia que ha caído sistemáticamente sobre la mujer... Las que han pecado de inteligencia, las que han pecado de belleza, las que han pecado de audacia y rebeldía, las insumisas, identificadas muchas como agentes o causas de algún mal. Al mal hay que desaparecerlo.

            La mujer, por más luminosa que haya sido su esencia, se apaga, se ensombrece en la historia, se aloja en su propia oscuridad, y, llena de amargura, se convierte en el pasaje retorcido, truncado o mutilado de la historia, en la hija de la serpiente, en la serpiente misma.

            El poemario de Kyra Galván abre con un anuncio metafórico del futuro que, en el remoto paleolítico, representó la Venus de Willendorf: el rostro, que le da identidad, que refleja su inteligencia, quizá su alma o su divinidad, no existe. Pero sus caderas, sus tetas, sus nalgas y sus genitales son pronunciados, contundentes; en su cabeza se ve un peinado exquisito, una trenza que corona su anonimato. Quiero imaginar que quizá fuera la modelo de proporciones exuberantes quien pidiera que su cara no fuera reproducida, o quizá, quiero ser positiva, fuera la divinidad, la madre o diosa tierra, quien no permitiera que los mortales vieran su rostro. La cuestión es que la mujer simplemente no tiene rostro. Rostro es precisamente lo que Kyra Galván le da a sus mujeres con su narrativa y su poesía. Un rostro que grita en contra de esta permanente obsesión por el cuerpo de la mujer desnuda, que conforma uno de los patrones repetidos del patriarcado. Pondré un ejemplo y gritaré yo misma en contra de esta obsesión: aquí cerca, a unos metros, muy a la vista, en la Alameda Central, viven desde hace décadas, apenas recordadas y miradas de reojo, las esculturas de varias mujeres sometidas, una de ellas encadenada (La famosa Malgré tout de Jesús F. Contreras), todas desnudas, la mayor parte a nivel de suelo, algunas en posturas sensuales o mostrando vulnerabilidad, pero sobre todo, mostrando su anonimato. En cambio, las esculturas de los hombres posan muy bien vestidas, en posición erecta y en muchos casos, armadas, en todas ellas hay una placa que las identifica con su nombre completo… (Por aquí cerca, aquí nada más a la salida de este Palacio Minería, hay una de Carlos IV).

            Kyra Galván es una escritora a la que admiro por su poesía, por su trabajo narrativo que reivindica a la mujer, por su lucha contra el estigma, por su visión aguda de la historia que sabe hacer justicia, desde su extensa trinchera escritural, a las mujeres que han sorteado todo intento de desaparición. Mujeres desfiguradas en el imaginario misógino del mundo, son reelaboradas desde otra perspectiva; reconstruidas a través de una poesía que parece que se puede palpar con las manos, por la contundencia con que está escrita. Aclara verdades sobre el estatus espiritual de las mujeres que lo habitan. Las hace suyas, las posee desde un abrazo solidario y compasivo.

            Lilith nos dice que el deseo de dominio habita al hombre desde una antigüedad sumeria. Tanto como la idea de la malignidad femenina. Si, cito: “Dios creó al hombre a su imagen y semejanza: hombre y mujer los creo” ¿Por qué luego creó a Eva, de una costilla masculina? Nunca he comprendido ese pasaje bíblico que niega la igualdad de la mujer, después de haberla afirmado… Lilith, primera esposa temida de Adán, no quería someterse a sus exigencias y quiso ser tratada como la igual que era, puesto que dios la creo así y por ello, por exigir su derecho, es tachada de maligna. ¿Alguna semejanza con los días que corren?

            Y así, a lo largo de estas páginas escritas hoy, visitamos la prehistoria y llegamos hasta el siglo XX, sobrevolamos la injuria, la traición, la inquina, la manipulación, la difamación y cruzamos el atlántico, como Amelia Earhart, y damos la vuelta al mundo sin que se haya hecho justicia, sin escuchar una voz sensata, sin que el poder pronuncie todas las verdades sobre nuestro género y lo redima. Y entonces llegamos a la Ciudad de México, encontramos a Kyra, sus palabras, que nos hablan sobre Medea: La esposa despechada que asesinó a los dos hijos que tuvo con Jason, el marido infiel; que mató a Creusa y a su padre Creonte, con un manto mágico que entra en llamas al contacto con la piel de la bella princesa (Me deja aún con la duda de si fueron los corintos quienes en venganza por la muerte de Creonte y Creusa asesinaron a sus dos hijos.) El castigo se extiende por una epidemia que mata a los niños de Corinto. Luego, Eurípides llega a remediarlo todo, a solventar la duda, a reescribir un pasaje incómodo, convirtiendo para gusto de todos, una vez más a la mujer, en la culpable de todos los males. Yocasta: Esposa de su propio hijo, mujer que inspiró el complejo más famoso del mundo, que mereció el suicidio, sin haber matado a nadie, sin cargar ninguna culpa. Clitemnestra: Agamenón mató a su primer esposo y a sus dos hijos y luego se casó con ella. Posteriormente Ifigenia –hija de ambos- muere a causa de éste. Clitemnestra mata luego a Agamenón, bien merecido que se lo tenía, pues, y sin embargo, el mote de asesina se le queda sólo a ella. Y entre el  mito se cuela la cocinera, que bate, cuece y hace todo lo que se hace en una cocina, para dar amor y nadie, o casi nadie, ha escrito en su nombre…. Helena de Troya: todos se enamoraban de ella. Todos querían sentarse junto a ella. Fue raptada de los brazos de su esposo Menelao, por Paris, y al final, su belleza mitad divina, mitad humana, fue un pretexto para la guerra, como bien declara la gran Kyra. Coyolxauhqui: la diosa lunar, lidereza de las estrellas que fue destronada por Huixilopochtli. Que fue destituida por el sol, tragedia que puso a la luna en la sombra, opaca y sin brillo, también para conformidad y gusto de todos. Nefertiti: Gran Esposa Real de Egipto, la bella que llegó para quedarse y desaparecer. Hipatia: El asesinato de la sabiduría a manos del imperio de la ignorancia. Las mujeres de las guerras, que remiendan telas, alimentan con su pecho, curan heridas, construyen y reparan armas, hacen tanto desde el silencio… Cleopatra: la mujer diosa perseguida. Christine de Pizan: que conoció a todas las damas ilustres que habitaron la ciudad de las damas y con ellas renombró, como hace Kyra, a esos nombres borrados por el patriarcado. La doncella de Orleans. Juana De Arco: La iluminación de la lucha social en contraposición al carácter traicionero del monarca. La Malinche: Sobre la cual la autora ha escrito una brillante novela histórica en la cual reivindica la imagen de esta mujer despierta y culta, cuya vida estuvo marcada por el destino, por la traición y el abandono de los suyos, por el servicio al poder, también traicionero. Una Julieta, una Julieta postmoderna a la que no le apetece morirse de amor. Juana Ramírez de Asbaje: De quien Kyra reescribe, amorosamente, sus indecibles pecados y denuncia las indecibles injurias de que fue víctima. Las brujas: satanizadas, quemadas en leña verde por la ignorancia. Que se llevaron saberes centenarios sobre recetas curativas y pócimas que en sus cenizas quedaron. Juana la loca. Nuevamente el poder. El poder de declarar incapaz a una mujer para robarle el trono. Silvia Plath: (¿qué dirían, Sylvia, los diarios que quemó tu marido, después de tu suicidio?) En fin, no me queda mucho tiempo para elogiar este poemario bellísimo de Kyra Galván Un deseo frustrado por la eternidad.  Donde se congregan mitos, episodios históricos, literarios, de mujeres con nombres famosos y resonantes o de mujeres sin nombre, comunidades que viven en este universo femenino que persigue una justicia que no acaba de lograrse. Este ha sido, pues, un largo patriarcado y es hora de que concluya para bien de todos y todas. En algún momento, como cita la nota inicial de este libro, dejaremos de hablar sobre esto y viviremos en igualdad, en relaciones que se funden en el equilibrio y entonces contaremos historias que hablen sobre nuestras razones de ser en el mundo.


Apuntes de Eduardo Langagne  para la presentación de 

Un deseo frustrado por la eternidad, de Kyra Galván. FOEM, 2022.

Palacio de Minería, 2 de Marzo de 2023.



Le agradezco a Kyra Galván la deferencia de permitirme acompañar la presentación del libro que hoy celebramos. Me siento sinceramente honrado y complacido por la oportunidad de compartir con ustedes, amable público asistente, algunos comentarios sobre Un deseo frustrado por la eternidad, un nuevo libro sumado a la larga trayectoria de esta importante escritora mexicana, poeta que ofrece siempre una lectura recompensante.

Kyra Galván era una autora muy joven cuando ya producía respeto y admiración en la generación nacida a partir de los años 50. A sus 19 o 20 años, estimo, asistía al taller de la Universidad Nacional Autónoma de México coordinado por el poeta Juan Bañuelos. A esa edad Kyra ya era autora de poemas que entusiasmaban y conmovían; marcaban una línea de hallazgo y contraste para la joven comunidad que iniciaba su vida en la escritura. Recuerdo especialmente uno de sus poemas iniciales, producto de esa natural y envidiable furia adolescente que resguarda su lugar en la sociedad familiar.

Poco después, con su familia nuclear, Kyra Galván vivió varios años fuera de México para colaborar en distintos proyectos profesionales. A su regreso nos ha entregado numerosos libros. 


Por razones estrictamente contextuales, como antecedente para quienes se acerquen a la lectura de su obra nueva, deseo compartir tres breves fragmentos de su poema Contradicciones ideológicas al lavar un plato, que fue escrito hace unos cuarenta y cinco años y conserva su voz con plenitud y frescura. 

El poema permanece en el imaginario de nuestra generación como un modelo referencial de las búsquedas temáticas de ese momento. Un ejemplo de lo que nuestra generación venía proponiendo desde entonces.

Aquí los fragmentos:


Contradicciones ideológicas al lavar un plato. ¿No?

Y también quisiera explicar

por qué me maquillo y por qué uso perfume.

Por qué quiero cantar la belleza del cuerpo masculino.

[…]

Me pinto el ojo

no por automatismo imbécil

sino porque es el único instante en el día

en que regreso a tiempos ajenos y

mi mano se vuelve egipcia y

el rasgo del ojo, se me queda en la Historia.

La sombra en el párpado me embalsama eternamente

como mujer.

[…]

Estoy repitiendo/continuando un acto primitivo.

Es como pintar búfalos en la roca.

Y ya no hay cuevas ni búfalos

pero tengo un cuerpo para texturizarlo a mi gusto.


⁕⁕⁕⁕⁕

Un deseo frustrado por la eternidad apareció en agosto de 2022 y representa una realidad impresa por el Consejo Editorial del Gobierno del Estado de México y la Universidad Autónoma de la propia entidad federativa; forma parte de la colección denominada: “Mujeres. Razón y porvenir”. El título del libro admite la idea de ser “un recuento de mujeres anónimas del mito, la Historia ―con mayúscula― y la literatura”. 

En su tarea escritural de toda una vida, Kyra aporta a la poesía mexicana versos que exponen y reflejan puntos de vista con una amplia connotación poética sobre la participación las mujeres en la vida cultural, en la vida política de México, consideraciones y argumentaciones actualizadas en este nuevo libro de una poeta que desde los años finales de la década del setenta nos ha mostrado su constancia y su coherencia con argumentaciones en favor de la equidad. 

Un dato relevante que anota el Rector de la UAEM en las palabras preliminares es que el Premio Nobel de literatura ha sido otorgado a dieciséis mujeres. Con el premio de 2022 a Annie Ernaux suman diecisiete . Observo que nueve de ellas fueron distinguidas en el siglo XX en un largo plazo de casi cien años, incluida nuestra Gabriela Mistral. En contraste, las poco más de dos décadas transcurridas en el presente siglo, han galardonado a ocho autoras. La argumentación a favor de la equidad no es estéril y toma paulatinamente su sitio en las sociedades contemporáneas.

En Un deseo frustrado por la eternidad, la emotiva voz poética de Kyra Galván nos canta a través de treinta y seis poemas la presencia de significativas mujeres, a veces anónimas, pero siempre participantes directas en la historia, activas promotoras de las sociedades libres, imprescindibles en la construcción de la paz política y social, mujeres anónimas que han construido todas las patrias, como La mujer del herrero, Las mujeres en la Segunda Guerra Mundial, Las cocineras.

El primero de los poemas: La venus de Willendorf, escultura del paleolítico encontrada en los inicios del siglo XX, nos cuestiona en la voz de la autora: 


¿Acaso las mujeres no tenemos rostro?

[…]

¿Qué importan nuestros ojos,

la nariz o la boca

cuando nutrimos y amamantamos? 


Salvo un fragmento más, al final de mi participación, no leeré otros fragmentos del libro, pues tengo la ilusión de contar con el beneficio de la propia lectura de la autora. 

Los poemas se sucederán con personajes bíblicos, personajes de la tradición griega y latina. Las mujeres del Egipto misterioso y lejano, o mujeres de la historia europea; la maravillosa Malinche, Malintzin, Manillali, que convirtió a la traducción en una de las piedras fundamentales para la construcción de una nación, una república que amamos y defendemos con ahínco y con perspectiva de futuro. 

Personajes de la realeza de Inglaterra, y también brujas, que bien se sabía que no existen, pero de que las hay las hay. La inmensa Juana Ramírez de Asbaje, la sor Juana creadora de poesía en nuestro espacio geográfico, impulsora del reconocimiento clásico a nuestra lengua dinámica y expresiva, la Juana guía y luz de nuestra creación contemporánea. 

El libro tiene también poemas dedicados a poetas de la lengua inglesa como Silvia Plath y Jane Austen, a personajes de novela francesa, que son figuras clásicas de nuestras literaturas, a mujeres presentes en las novelas rusas, de las que solía decirse que eran escritas montando despacio pero cabalgando velozmente, los poemas dedicados a escritoras de misterio como Agatha Christie; o a Virginia Woolf, la loba extraordinaria que desde una habitación propia, personal, íntima y expandida, sigue enseñando a las mujeres escritoras cómo mostrar su voz, como arriesgarla, pulirla, proponerla. Como un final conmovedor, Kyra nos da un poema reconocimiento a La tía Blanca, de la que dice Kyra:

[…]

me llevó al taller de poesía 

cuando yo tenía dieciséis.

Por ella

y su carcajada limpia,

amo de la A a la Z,

con la misma apasionada 

                  testarudez de familia.



Estimado público lector: es una celebración magnífica contar con este nuevo libro de Kyra Galván. Felicidades.


  

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